La Casa de los Arias de Medina fue construida en el siglo XVI. Tiene un carácter genuinamente castellano y aunque a través de su historia, ha sufrido varias alteraciones, en su conjunto, mantiene la pureza de su estilo original, muestra del mudéjar adaptado a los nuevos tiempos del renacimiento. Se encuentra fuera de la zona de la medina, al lado de la huerta de las Pastoras.

La fachada principal está realizada en ladrillo, con balcón central en voladizo y repisa de forja con jabalcones. De carácter sobrio, el acceso al interior se realiza a través de un arco carpanel enmarcado por pilastras y coronado con un escudo nobiliario, por el que se pasa al zaguán. Se trata de una casa nobiliaria de dos plantas con las estancias repartidas en torno al patio cuadrangular central, creando galerías sustentadas en cuatro columnas esquineras de estilo corintio realizadas en piedra, algunas con decoración heráldica de los Arias y los Medina, y forjados de madera. En el patio se conserva el pozo de la casa con brocal de piedra. Desde la planta baja se accede a los sótanos.

Las galerías superiores están apoyadas sobre pies derechos de madera y zapatas decoradas. A esta se accede por una escalera de de traza en cajón lateral, de ida y vuelta con entrada de arco de medio punto, forjados de madera y decoración pictórica con escudos nobiliarios y temas marianos. Aún se conservan muchos elementos originales, como el pavimento realizado en barro cocido de algunas de las estancias.

El corredor de las crujías del claustro se decora de lienzos, muebles de época y esculturas renacentistas y románicas, además de pinturas y cornucopias barrocas. Los salones y la biblioteca lucen tapices flamencos, instrumentos musicales antiguos, muebles estilo Luis XVIII, amén de lámparas de cristal de Bohemia y diversos objetos de época. Las casas de Guadix, también las más nobles, ostentan torres a modo de partes altas, esta alberga el estudio del pintor Julio Visconti, creador y presidente de la Fundación que lleva su nombre, a la que ha donado esta casa para convertirla en museo.

El palacio se completa con el huerto, concebido a modo de jardín, y todo el entorno es regado por fecunda acequia de trazado árabe.

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