El dolmen 67 es especialmente interesante puesto que se encuentra rehundido a una cota muy inferior de donde estuvo originalmente a causa de la erosión propia de estas tierras arcillosas. Para llegar hasta él hay que desviarse a la izquierda del sendero principal unos 45 metros y bajar unas escaleras que salvan un desnivel de varios metros. Conocido por Siret y por el matrimonio de los Leisner, las excavaciones realizadas por García Sánchez y Spahni proporcionaron fragmentos de dos vasijas y algunos restos humanos. En la campaña de 1999, durante la adecuación para su visita se recuperaron numerosos elementos de ajuar: un collar de cuentas de hueso, piedra, concha y metal, quince puntas de flecha de distinta tipología, un ídolo de hueso, un anillo y dos pulseras, así como numerosos restos humanos.

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